
Explorando

Despiertas radiante con las primeras luces de la mañana y ya hay una sonrisa en tu rostro. Desde afuera de la cuna me llamas con palabras inexistentes o quizás olvidadas, sonidos que solo tú y yo conocemos, para que te alce, para que meza entre mis brazos tu tímida humanidad. Tanta fragilidad, tanta belleza. Mi cuerpo te alimenta y sonríes, mueves los brazos al cielo como si quisieras aprender sobre todo lo que te rodea. Intentas dar nombres en tu propia lengua de sonidos y ruiditos.
No has parado de crecer y ahora quieres descubrir el mundo. Y yo quiero redescubrirlo contigo, mirarlo con ojos frescos como si acabase de ver las cosas por primera vez. Tu afán de explorar me invita a volver sobre la belleza del mundo, a emocionarme contigo por los árboles, los colores, los sonidos y los animales.
Has aprendido a amarme, como lo hice yo desde que cogí tu mano blandita entre mis dedos adultos. Apenas eras una persona diminuta cuando viste por primera vez la luz y mi sonrisa cansada y escondida entre sábanas. Eres sonrisas y risas mientras vas descubriendo los misterios del mundo, mientras descubres que este es un lugar seguro para estar.
Te emocionan los colores y los sonidos, y luego duermes. Te gusta dormir mucho. Siestas después de la comida, después de los paseos por el parque. Cierras tus párpados y entonces me gusta imaginar que sueñas con todo lo que has descubierto en tu exploración del espacio: los animales, el color azul del cielo, el lento vaivén de las hojas de los árboles mecidas por el viento.
Gracias a ti vuelvo a la vida, a ese conocimiento y reconocimiento del mundo. Abrazo tu cabecita mientras bebes de mi pecho y sonrío sabiendo que creces, que aprendes, que vives y que disfrutas. No han sido fáciles estos tres meses, pero ha valido el esfuerzo. Tengo los ojos de luna de tan poco sueño; sin embargo, es maravilloso verte creciendo y aprendiendo desde el insomnio.
Es gratificante abrazarte cada mañana, mirarte a los ojos y decirte: “¡Buenos días, explorador (a)!”. Tú solo sonríes y tomas mi mano, radiante como cada nuevo sol, listo para una nueva aventura.